Sankalpa: la intención que te guía

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Hay un instante silencioso antes de empezar cualquier cosa.
Y ahí es donde empieza todo.

Ese momento en el que decides desde dónde te vas a mover.
La raíz interna de tu acción.
La semilla de tu energía.
La dirección invisible que moldea la forma en la que habitas tu día.

La intención.

Y aunque parece algo sencillo,
me di cuenta de que había vivido mucho tiempo sin tener una.
Hacía, avanzaba, resolvía…
pero no me preguntaba para qué.

Vivía desde el impulso, desde la prisa, desde el automático.
Como si yo solo reaccionara a lo que venía enfrente.
Ahí fue cuando más me perdí.
Tenía una falta de claridad dentro de mí.

Hasta que un día, cansada de sentirme perdida,
me hice la pregunta que cambió mi camino:

“¿Qué quiero realmente para mí… y desde dónde estoy eligiendo?”

Esa pregunta me abrió una puerta
que nunca había volteado a ver.

Por primera vez estaba tomando decisiones
desde un lugar más honesto.
Desde un lugar mío.

Me di cuenta de que muchas de mis intenciones
ni siquiera eran mías.

Eran intenciones heredadas, expectativas ajenas,
ideas prestadas que absorbí sin cuestionarlas.

Me movía desde lo que pensaba que debía buscar,
no desde lo que realmente necesitaba encontrar.

Cuando empecé a escuchar mis intenciones reales,
algo en mí ordenó esa dirección interna desde la que me muevo.

La intención es una conversación íntima contigo
antes de involucrarte con el mundo.
Es un diálogo silencioso
que determina la calidad del resto del día.

Es preguntarte:
¿Qué versión de mí quiero traer hoy?
¿Qué necesito honrar?
¿Qué energía quiero sostener?
¿Qué estoy eligiendo construir dentro de mí?

Mientras más escuchaba esas preguntas,
más claro se volvía lo que realmente quería.

No lo que se esperaba de mí,
no lo que se veía bien,
sino lo que resonaba conmigo desde adentro.

La intención cambia la forma en la que habitas la vida
porque le da significado a cada cosa que haces.

Y cuando algo tiene significado,
tu sistema nervioso responde diferente:
se estabiliza,
se dirige,
se enfoca.

Cuando actúas con una dirección interna clara,
tu cerebro activa circuitos profundos de motivación,
esos que dependen del sentido.

Es como si todo tu cuerpo dijera:
“Ahora sé hacia dónde voy.”

Y ahí la vida se vuelve más tuya.

Empecé a notar que:
las intenciones cambian,
y está bien que cambien.
Porque tú cambias.

La intención de hace un año,
de hace un mes,
o incluso la de esta mañana,
no necesariamente es la intención que te sostiene hoy.

A veces la intención nace del cansancio.
A veces nace del deseo.
A veces del miedo.
A veces del amor propio.
A veces de una herida que pide ser atendida.

Y aun así, siempre nace de un lugar interno
que quiere ser escuchado.

La intención es escuchar.

Escucha de lo que quieres sentir,
de lo que necesitas sostener,
de lo que ya no quieres cargar,
de lo que quieres construir adentro.

La intención te revela,
porque te muestra el origen de tu movimiento.
Y cuando el origen cambia,
todo lo que sigue cambia también.

Empecé a preguntarme antes de cada cosa:
“¿Desde dónde me voy a mover hoy?”

¿Desde el miedo,
desde la exigencia,
desde la comparación,
desde el automático…
o desde el deseo real de vivir más cerca de mí?

Es esa sensación de saber por dónde empezar:
si la intención es honesta,
empieza en ti.

B.K.S. Iyengar decía:
antes de entrar al tapete,
ya estás practicando.

La energía con la que llegas
determina la claridad con la que te encuentras.

La filosofía del yoga lo llama sankalpa:
una intención elevada
que nace de tu verdad y no de tu ego.

Un compromiso interno
que no se siente como obligación,
sino como alineación.

Joe Dispenza lo explica desde otro ángulo:
cuando alineas tu energía con una intención clara,
tu cuerpo empieza a actuar en coherencia con esa dirección
antes de que la realidad externa cambie.

La intención es eso:
coherencia interna.
Elegir desde la verdad y no desde el ruido.

Incluso en mis días más difíciles,
me di cuenta de que si tenía una intención,
ya estaba acompañada.

No por alguien más,
sino por mí.
Y eso cambia todo.

Porque cuando haces algo con intención,
no importan tanto los resultados.
Importa la raíz.

Y una raíz verdadera siempre sostiene,
incluso cuando la acción es imperfecta.

La intención te construye
aunque la acción no sea perfecta.

¿Qué intención está guiando tu vida ahora mismo?
¿Es tuya?
¿O la estás cargando por costumbre?
¿Te está acercando a ti?
¿O te está alejando?
¿Te suma?
¿O te drena?

Escucharte es un acto de valentía.
Elegirte es un acto de amor.
Moverse desde ahí es transformación.

La intención es la primera elección de tu día.
La que marca la calidad del resto.
La que determina cómo te habitas a ti mismo.

La vida se siente distinta
cuando sabes para qué das cada paso.
Se vuelve más sincera,
más presente,
más tuya.

Y cuando tu intención cambia,
cambia tu dirección interna.
Y cuando tu dirección interna cambia,
cambia tu vida entera.

Ese es el verdadero inicio de todo:
la intención que nace antes del movimiento.

¿Qué estás eligiendo para ti hoy?


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